ARTE
HORAS DE LUZ
La artista peruana Grimanesa Amorós prosigue su idilio con la luz. Exposición su obra, una escultura site specific, en Madrid.
Por Nerea Dólara
De su boca sale tanto ingles como español. Grimanesa Amorós es peruana, pero vive en Nueva York desde 1984. Su obra es de luz, luz bailarina e hipnotinante. El origen de su fascinación con ella fue una aurora boreal que vio en Finlandia hace unos años y su predilección por el arte site specific proviene de una infancia vivida en una casa de ingenieros. “Crecí en un mundo de planos, mi padre me llevó a las obras todos los fines de semana, obviamente esa época me aburría, pero me dio una familiaridad con los espacios y me gusta mucho la arquitectura”.
Conversamos en La Tabacalera sentadas sobre unos pulcros rollos de papel de filtro ue Amorós secuestró en su primera visita a la estructura, cuando aún era solo un edificio abandonado. Se los guardó un guardia llamado Carlos, como su padre, y siemre supo que haría algo con ellos. Ahora sirven de bancos e inspiración frente a su escultura lumínca. Fortuna, hecha epecíficamente para estas paredes. “Cuando la escultura se comunica con el espacio el espectador siente eso. El espacio no quiere sacar la pieza, sino que la recibe. Ahí está el respeto del espacio y el espectador”. Los serpenteantes LEDS de tonos blancos de Fortuna titilan mientras Amorós habla. Nada de lo que hacen sus luces es aleatorio, la secuencia es matemáticamente planificada para atraer la atención y mostrar la escultura. “Le tengo respeto a mi espectador. El tiempo para mí es importantísimo, respeto mucho el que se le dedica a ver una obra que hago. Quiero tu atención, quiero absorberte. La obra máquina está hecha para que esa Hermosa que es el cerebro vaya absorbiendo información de una forma específica”. Y mientras prosiguen los juegos de la Fortuna, Amorós ya tiene varios proyectos en curso. Sin idioma establecido, pero con solo una voz: la luz siempre cambiante.
