
Arte comunitario y ‘feroz’
Un camión pintado de colores verde, celeste y blanco, con grandes dientes que sobresalen en la parte trasera y enormes burbujas de acrílico en donde aparecen niños sonrientes, se pasea por las zonas rurales del estado de Nueva York.
No es un camión de helados ni de un mini circo rodante, sino de una clínica dental móvil que pertenece a la organización Hudson River HealthCare, Inc. (HRHC), que fue diseñada pensando en los pequeños, por la artista peruana Grimanesa Amorós.
Este proyecto fue bautizado por Amorós como ‘Ambulante’, no es el único realizado por la artista para presentar al aire libre, ya que otros de su autoría se exhiben actualmente en la ciudad de Nueva York: ‘Terrarium’, en la calle Hudson en Tribeca, en Manhattan, a igual que ‘Frente Feroz’, en la calle 125 y Park Avenue, Harlem.
Otros dos, ‘Terraforms’ y ‘Substancial’, se pueden observar en la ciudad de Miami y la pequeña localidad de Peekskill, en Westchester, Nueva York, respectivamente.
Otro proyecto de Amorós, ‘Remolino’, estuvo en exposición en la fachada del North Fork Bank, en Jamaica Avenue, en Queens, desde el 29 septiembre hasta el 17 de noviembre.
El mismo fue encargado a la artista por el Jamaica Center for Arts and Learning, como parte de los esfuerzos de esta organización para revitalizar el vecindario.
La obra de Amorós, nacida en Lima, Perú, en 1962, es una presencia constante y multifacética en los espacios públicos de la ciudad y está íntimamente relacionada con las características multiculturales y la arquitectura iconoclasta neoyorquina. Sus trabajos no sólo se exponen en galerías y museos, sino principalmente en calles, parques, edificios o en espacios administrados por la ciudad.
Amorós, llegó a Nueva York en 1977 a la edad 15 años, y es muy consciente de la importancia que el arte tiene en su vida y su influencia en la sociedad que la rodea: “¿Qué sería de la sociedad si no hubiera arte, quién le daría un significado a la existencia?”, afirma.
El proyecto ‘Ambulante’ es un buen ejemplo de la filosofía que sustenta Amorós sobre la creación artística. El vehículo con un equipo profesional viaja a través de distintas regiones rurales del estado de Nueva York y ofrece exámenes dentales y educación sanitaria para los más pequeños. La clínica rodante, que es un camón que mide 33 pies de largo, está compuesta por dos espacios equipados para realizar exámenes con rayos X de alta tecnología, además de la gran variedad de material educativo.
El diseño y la idea de la clínica dental móvil es trasmitir alegría a los niños y concientizar a la comunidad sobre aspectos de salud pública.
“Como crecí en el Perú, la palabra ‘ambulante’ trae a mi mente recuerdos de las carretillas y camiones que repartían por las calles de Lima diferentes productos como dulces, juguetes y juegos”, explica Amorós.
Comunidad multicultural
Otro proyecto inspirado en su filosofía de corte existencialista es ‘Substancial’, creado especialmente para el Centro de Salud Comunitario Hudson River, en Peekskill. Este proyecto consiste en una instalación colocada en una de las ventanas del centro y está dirigida a la variada comunidad de esta pequeña localidad. En este aparato se pueden apreciar unos grandes globos de luz decorados con palabras en inglés y español.
Este centro comunitario fue fundado hace cuatro décadas por cuatro mujeres para brindar servicios médicos, especialmente a familias pobres. Sobre el diseño de la obra, la artista explica que “por entrevistas realizadas a algunas de las fundadoras, elegí algunas ideas y frases que personalizan al centro comunitario. Algunas de las palabras fueron traducidas al español para reconocer a la comunidad hispana a la que presta sus servicios el centro.
Después coloqué estas palabras en las superficies brillantes de linternas de papel, que se proyectan a través de láminas plásticas parecidas al agua”, dice.
‘Frente Feroz’, por su parte está ubicado en el corazón de Harlem y se puede apreciar incluso desde los trenes de Metro North. En las ventanas del edificio localizado en el cruce de la calle 125 y Park Avenue aparecen siluetas de animales salvajes que rompen con el entorno de la calle y obligan a cualquier transeúnte a observarlas.
La muestra que es una combinación de luces y siluetas fue encomendada a Amorós por el constructor de inmuebles Eugene Giscombe, con la intención de valorizar el área. La artista peruana explica que el trabajo en sí es una instalación de luz inspirada en la admiración que sentía Giscombe por los animales exóticos.
“Las figuras de los animales y los colores de la luz evocan las fantasías de los niños y de esta manera transportan al público fuera de su vida a un lugar de experiencias pasadas y sorpresas”, finaliza.
Perseverancia para no perder el rumbo
Grimanesa Amorós dice no conocer de horas libres cuando de su trabajo se trata. Su taller en la calle Hudson en Manhattan, que cuenta con una sala de exhibiciones de video propio, muestra un impresionante orden y profesionalismo.
Al preguntársele sobre la forma de cómo encara el trabajo, la artista explica que “creo que es una combinación de muchas cosas. Una de ellas es la pasión que siento por mi trabajo, que es parte de lo que yo soy. No podría existir si no estuviera creando. Otra es la persistencia. Muchos artistas vienen a Nueva York y dejan de hacer su arte. En mi caso tenía claro desde el principio que prefería subsistir con lo mínimo, pero seguir creando”, explica.
“Siento que he sido muy perseverante. Han habido decenas de veces en las que he dicho ‘hasta aquí, no más’, pero después me digo: ‘No puedo decir hasta aquí no más. Esto es lo que soy y nada va a cambiar eso”, afirma.
Si desea conocer más sobre esta artista peruana, puede visitar www.grimanesaamoros.com.
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