Y SE HIZO LA LUZ
Vive y trabaja en Nueva York hace más de treinta años pero no olvida sus raíces peruanas. Detallista, trabajólica y perfeccionista, esta artista une legados culturales con la tecnología, investiga los lugares, la historia y las comunidades de los sitios donde irá su instalación, las que hoy solo realiza a pedido. Estuvo hace algunos años exponiendo sus pinturas en la desaparecida galería ArteReñaca, hoy ha evolucionado hacia la luz y su obra es conocida en todo el mundo.
Texto y Foto: Marisol Ortiz Elfeldt Fotos de contexto: Gentileza Grimanesa Amorós Studio
Fue en el año 1997 en que Grimanesa Amorós llegó a exponer a Reñaca. Desde esa fecha hasta hoy su evolución se volcó hacia la iluminación y la tecnología con las que crea originales instalaciones por las que es mundialmente conocida. Sus obras se han expuesto en diferentes lugares de Estados Unidos, China, Italia, España, Israel, México, Corea del Sur, Países Bajos, entre otros. Da charlas en museos y universidades donde sus conferencias no sólo atraen a futuros artistas sino estudiantes y profesores comprometidos con la ciencia. Fue una de las oradoras en TEDGlobal 2014, hablando de cultura antigua, paisajes y la tecnología del siglo XXI.
De alguna manera, en la obra de Grimanesa, se siente parte del pasado encontrándose con el futuro, como en la instalación que desarrolló en Times Square, ‘Uros House’, en donde investigó la manera de vivir de este pueblo que vive en islas flotantes hechas en totora en el Lago Titicaca y trasladó su estilo creando una escultura que capturó la atención de los transeúntes.
¿Cómo hiciste la transición entre la pintura y las instalaciones que hoy haces?
Me desarrollé en la pintura, y fue a través de ella que pude expresar mis ideas. Sin embargo, siempre pensé en la pintura en términos escultóricos. Con el tiempo llegó un punto donde sentí que podia expresar todo lo que necesitaba a través de ese medio. La transición de la pintura a la escultura llegó naturalmente, de hecho muchas de mis esculturas tempranas fueron hechas de papel de yeso que hacía a mano.
¿De dónde nace esta inquietud por la luz/iluminación como soporte y foco de tu obra?
Hace muchos años durante un viaje familiar a Islandia, hubo una noche en que no podia dormir y me quedé mirando por la ventana. Inesperadamente el cielo comenzó a iluminarse con una increíble variedad de luz y color. Tenía mi cámara de fotos a mano, pero solo atiné a permanecer ahi disfrutando el momento, no quise por ningún motivo interrumpir esa sensación de asombro. Luego supe que éstas eran las famosas Auroras Boreales. Me dejaron tan impresionadas que me inspiraron a incorporar la luz en mis esculturas.
¿Cómo enfocas esa mezcla de arte, tecnología e ingeniería para lograr obras tan sutiles y estéticas?
Con puro equilibrio
Muchas de tus obras las realizas en sitios públicos, ¿qué importancia le das a la obra ‘callejera’ o urbana?
El arte puede ser realizado en cualquier parte, y es un trabajo increíble hacerlo en las calles. Tanto los espacios como las paredes de una ciudad pueden ser realmente hermosos soportes que inspiren a personas de todo tipo. Dicho esto, no todo lo que se hace es siempre exitoso, el trabajo artístico requiere de una buena investigación y un buen desarrollo.
¿Qué te gusta sentir cuando terminas uno de tus trabajos?
Que puse el 100% en mi trabajo en el momento preciso
Cuando se te encarga una obra, ¿cuál es tu primer ‘approach’ para pensarla?
Mi proceso creativo comienza con la visualización y el análisis del espacio donde se emplazará; si la pieza estará en exteriores o interiores, si será permanente o si será una instalación temporal. El observador es una parte prioritaria dentro de mi proceso, especialmente cuando estoy creando un trabajo de arte en un espacio público.
Grimanesa quiere que su trabajo sea perfecto. Al mismo tiempo debe ser satisfactorio y entretenido para todo su equipo tanto como para ella, se preocupa hasta del más mínimo detalle. De su padre ingeniero aprendió a mirar las estructuras, y hoy eso, que lo lleva en la sangre, le permite hacer obras colgando de techos, puentes, edificios, que serían impensables. Reflexiona sobre lo que sucede alrededor de lo que un artista es capaz de gatillar con su trabajo, especialmente cuando es en un área urbana. Nos cuenta de la vez que hizo un trabajo en Arizona – ‘Golden Waters’- en que montó una instalación temporal desde el Puente Soleri: una escultura de luz flotante con un sistema de tubos LED de 26 metros que parecía elevarse desde las aguas de debajo del canal. Sucedió que con la iluminación llegaron peces, los peces limpiaron el río, la calidad del agua mejoró. Esta escultura urbana trajo pequeños cafecitos que se instalaron, la gente comenzó a acercarse a ese lugar, se constituyó un lindo boulevard donde familias iban a pasear, a trotar, a hacer deporte. Recuerda que cuando fue momento de desmontarla se le acercó una persona y le preguntó que qué estaba haciendo, y ella le respondió que la estaba desarmando. A lo que sorprendido el hombre le respondió ‘¿y qué voy a hacer ahora con mi negocio? ‘¿Cuál? Le preguntó ella. El hombre había invertido en la compra de algunas bicicletas para que la gente las arrendara y pudiera pasear por el borde del río admirando la hermosa instalación de luz. Grimanesa piensa y dice ‘a veces los artistas tenemos que hacernos cargo de las cosas que somos capaces de gene